LA ILERA

LA ILERA, así
han llamado desde siempre a nuestro río las gentes de los pueblos de su cuenca.
Es una corrupción de la voz
"glera" -literalmente,
terreno con mucho cascajo-, nombre que también recibe el río Oja por tener su
lecho plagado de
piedras.

Los chiguitos de 'La Ilera' somos unos cuantos riojalteños
que
nos resistimos a sucumbir ante el virus del
urbanita a base de monte, un poco de toponimia típica y un mucho de vino
con
chorizo. La ruralización navega despacio, y hay
un largo camino hasta que uno puede calzarse con dignidad una
boina.

Nosotros
lo acabamos de empezar con ganas de pasarlo bien; porque tomárselo todo a
cachondeo es una cosa muy
seria.



18 de junio de 2009

Tradición oral

En su edición de hoy, el diario La Rioja traía en su contraportada un artículo acerca de los múltiples nombres del río Oja.

Como ya sabran ustedes si han leído nuestra presentación -esa docena escasa de líneas bajo la brumosa fotografía de nuestro río-, uno de esos nombres es el que hemos escogido, por tradicional y apegado al terruño, para bautizar esta cosa de ir al monte, meternos en ríos, pasarlo bien y almorzar mejor que es 'La Ilera'.

La cosa es que, leyendo el artículo de marras, puede apreciarse que, efectivamente, entre los nombres que el periódico recoge entre aquellos que se dan al Oja en los pueblos de su cuenca, se encuentra el nuestro. Pero la duda nos asalta cuando, oh sorpresa, vemos que lo escriben con 'H' inicial. La Hilera.

Al ser este nombre algo propiamente apegado a la cultura popular del valle y no estar reconocido -como si lo están Oja y Glera- de manera oficial, dudamos que exista una grafía expresa para el mismo. Se le llama así en las calles y plazas, y así pasa de abuelos a nietos, oralmente. Por eso, porque las cosas que no sufren la intromisión de instituciones ajenas que las oficialicen, suelen optar siempre por el camino más corto y simple, es por lo que nosotros decidimos que, al escribir el nombre que los viejos daban desde siempre a nuestro río, lo haríamos de la manera más corta y simple; esto es, la Ilera. Y esa norma pretendemos seguir con cada uno de los lugares que traigamos a nuestro blog. No en vano la toponimia típica es uno de nuestros pilares básicos, y es casi tan importante como el respeto al medio ambiente o el obligatorio disfrute del olor de los sarmientos cuando los lame una buena llama.

Debido a semejante coincidencia, hemos intentamos aportar nuestra humilde opinión contando esto que ahora aquí exponemos en uno de los comentarios a pie de la noticia, pero se ve que, al añadir la dirección de este nuestro blog, la censura entró de oficio y nos borró ese poquito de autobombo.

Pero como mientras nos queden chorizo y tintorro no existe lugar para el rencor entre nosotros, he aquí un enlace con en la edición digital de La Rioja, que bien se lo merece semejante artículo etnográfico. Ojalá se prodigaran más este tipo de noticias tan nuestras y ampliaran la sección de 'regional', gracias a la cual puede uno enterarse de cosas tan interesantes como, por ejemplo, los gustos culinarios de Titín o que al alcalde de Ribafrecha se le ha muerto una vaca.

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